Llora el día lento, húmedo y frío. Gotas transparentes se deslizan en el vidrio de la ventana, por cual observo el viento empujar las ramas de los árboles, bailan. Como al son del canto de una nana se mecen lentos, acompasados en un baile de aire puro, limpio, donde la miseria acumulada se elimina. Llora el día lento. Aquí sentado entre café y humo pienso la suerte de quien cobija sus miedos bajo el abrigo de un hogar, a salvo aún. Hogar compartido por corazones, almas de iguales, unidas. Donde la ilusión son sueńos, risas,llantos,pero compartidos. Llora el día lento,huérfano de abrazos,caricias,besos, sentimientos oprimidos por COVID, que nos recuerda valores. Recuerda lo que teníamos, lo que somos, nuestra necesidad. Recuerda pequeńas cosas obvias cual no valoramos sufiente en su tiempo. Llora el día lento, ahora, que ya sabemos lo importante del afecto,del amor, de la vida. Debemos a los que marcharon más pasión si cabe en nuestros actos futuros. Aún llora el día lento.