Poesías y textos redactados en viajes de trabajo. Sentimientos y emociones de una vida errante.
Hermana mia de Nińos Mutantes
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Todos merecemos una vida mejor ya que todos luchamos contra nuestros miedos pero solo nosotros tenemos la oportunidad de cambiar las situaciones que no nos gustan.
Ella pasó delante de la mesa donde tomaba mi café, acompañado de un chupito frío de bourbon. La vi, me llamo la atención su pelo negro rizado, limpio. En sus ambas manos portaba una bolsas de tiendas de ropa de diversas marcas. Su caminar era seguro, fuerte. Entre sus pasos dejaba entrever su estatus, parecía alto. Hasta que pude advertir que las bolsas eran reutilizadas, arrugadas, incluso algunas rajadas, rotas. Las bolsas de papel dejaban entrever junto a su peinado, a su atuendo informal, que en esas bolsas arrugadas podían contener cualquier cosa menos ropa recién adquirida en una tienda de esas marcas. Así que decidí observarla más de cerca, la seguí, su coche era un utilitario muy básico, pero podría ser su segundo coche, así que la seguí hasta su casa, vivía a las afueras, exacto, un barrio obrero de cualquier ciudad industrial, mi confirmación fue correcta. Era apariencia la que ella brindaba a su paso, a su caminar. Jerofer. 28/2/22 Campo de Criptana
Te conocí libre, yo libre también. Por ello me gustaste. Primero abordaste mi mente, mi corazón por siempre. Como lo hace la tierra a la flor, me atrapaste. Lo hiciste libre, por tu elección, dando fuerza a mi raíz, así creció rápido y fuerte. Sentí tu sabor tan adentro que aún hoy, vuelo libre al pensarte, al desearte. Pelos de punta erizan mi piel cada vez que embarga el recuerdo. Loco me encuentro, deseando un reencuentro, mato segundo a segundo el reloj que separa nuestros labios. Y espero volver libre a ti, para abrazarte, besarte. Libre siempre. 26/3/22 campo de Criptana JEROFER.
Me muero por verte, una vez más. Muero al no sentir tu boca sobre mi, al sentir la ausencia de tu piel. Muero y muero por no poder escribirte ni oír tu voz, otra noche de oscuridad e insomnio. Muero. Me muero al saber donde encontrarte, donde tropezar contigo y esquivarlo por no provocarte confusión. Muero y muero a diario, por la angustia de un tiempo perdido. Muero dando gracias por las lunas que compartimos y ya caducaron en el calendario, hojas de papel arrancadas y tiradas al aire, desechadas, ya gastadas y perdidas. Ahora solo son fechas para el recuerdo, cada vez más debilitado y lejano, muero por que ya ese tiempo no se repetirá más. Muero deseando un nuevo comenzar. Jerofer. 8/3/22 Castellón
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