CAL y ARENA

Llueve en los tejados
que cubren mi cabeza,
sopla el aire huracanado
lanzándome punzantes agujas.

Los alfileres clavados
en el corazón ya no tienen espacio,
me pesa tanto el metal
que hunden mis pasos
en el fango del camino.

Saltan las alarmas,
en los detectores de metales
al paso de mi dolor.

La puta vida,
                    una de cal y otra de arena.
La vida castiga sin avisar,
haciendo locos a cada segundo,
desestabiliza las hogueras
que cada cual guarda en el alma.

                                     Wissenmborug F
                                          21/5/19

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